Aùn estábamos en la cima de la Torre Eiffel admirando el expléndido panorama de la ciudad de París, sin ni siquiera darnos cuenta de que había llegado la hora de coger el autobús que nos llevaría la segunda etapa de The Long Bar Trip: Bruselas. Un poco preocupados por el horario, comenzamos a correr entre la multitud de personas que allí se encontraban. Nos precipitamos desesperados desde la Torre Eiffel hasta el metro que nos llevaría a la terminal de autobuses. Estresados y un poco resignados debido a que la hora de la salida de nuestro transporte era ya pasada, nos sorprendemos al ver que el conductor parecía esperarnos en el andén. ¡Qué suerte! Y entonces, de camino a Bélgica. Pocas horas de viaje nos condujeron a la capital belga, un escenario bastante diverso en dimensiones de la capital parisina. Llegamos al centro en las últimas horas de la tarde. Nos relajamos un poco en nuestro discreto hostalito y nos preparamos para un paseo nocturno en la pequeña y acogedora Bruselas. Inmersos ya en la encantadora atmósfera de la ciudad, donde la gente disfrutaba de una y otra cervecita. Y como no, decidimos unirnos a la cata. ¡Nos la merecíamos! La cerveza belga está buenísima y ofrece una gran cantidad de sabores y diferentes grados de alcohol.
Al día siguiente descubrimos algunas de las principales atracciones turísticas de la urbe. Entre ellos tantos edificios típicos y lugares llenos de viajeros y turistas que paseaban junto al tranvía.
Entre estos lugares elegimos Mont de Arts para realizar un breve picnic, lleno de flores, palomas y estudiantes de fondo a ritmo de la “Macarena”. Pegado al parque encontramos uno de los monumentos más característico de Bruselas, el Reloj de Carrillon du Mont de Arts, que despliega cada vez que marca las horas punta un simpático espectáculo con su musiquilla.
Mont du Arts
Carrilon du Mont de Arts
Cerca del parque pasamos junto a la famosa Galería de Saint Humbert repleta de gente y de negocios de todo tipo.
Saint Hubert Gallery
Inmediatamente después nos adentramos en las laberínticas calles cercanas atestadas de restaurantes que ofrecían variedades culinarias de diferentes países y una atmósfera deliciosa. Todo esto se encontraba a pocos pasos de La Grand Place donde se reúnen los edificios de mayor importancia histórica y artística, como el Hotel de Ville, La Maison du Roi, y otros muchos. Un aire animado y vivo nos hace enamorarnos de esta hermosa ciudad del norte europeo en ese mismo instante.
Hotel de Ville
Grand Place
Maison du Roi
Debíamos vernos con una persona en Bruselas. La tía de Stefano que vivía allí desde hacía varios años, nos aconsejó muchísimas cosas para visitar, pero solo pudimos ver algunas debido al poco tiempo del que disponíamos. Cogimos entonces un ascensor situado en un mirador de la ciudad que nos transportó de la parte alta de esta a la parte baja., donde nos paramos en una terracita a disfrutar de otra típica y fresquita cerveza belga. En esa mesa, Stefano propuso a Olga una nueva aventura: ¿Querría ella ir en verano con él a Sicilia? Podéis imaginaros la respuesta :)
Después del descanso descubrimos otro parque: Park Van de Brussels, en el cuál decidimos echarnos una siesta (no hay que olvidar las tradiciones). Admirando la belleza de las plantas y flores acordamos un simpático acuerdo de pareja. Este consistía en que Stefano debería preparar todos los desayunos durante nuestra estancia en Sicila y Olga prepararía las comidas. ¡Cosas de novios!
Desde este lugar fuimos a echar una ojeada a otro importante edificio de la ciudad, La Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, con una impresionante arquitectura cuidada hasta el detalle. Debido a la avanzada hora de la tarde y al cansancio acumulado decidimos retornar al hostal para reponer fuerzas.
Cathedrale Saints Michele et Gudule
Al día siguiente quisimos dedicar nuestra última visita en Bélgica al famoso parque Mini-Europe. El nombre ya sugiere de qué cosa trata. En este lugar están presentes todos los monumentos importantes de Europa en escala mini. Además, la presencia del Átomium en este mismo lugar incrementa el interés turístico de la zona. Nos impresionó encontrar dentro del recinto una pieza del ya destruido Muro de Berlín. Os dejamos algunas fotos para que os hagáis una idea de cómo era el parque….
Una pieza del Muro de Berlin
Terminamos de comer y nos dirigimos finalmente al metro, que curiosamente en algunas estaciones ofrece algunas representaciones artísticas que nos hacen sonreír. Una vez más llegamos al centro para despedirnos de la preciosa capital que nos dejó con el gusanillo de querer volver a visitarla, para marchar así hacia la última etapa del tour……