(esp) The Long Bar Trip - Stop 1: Paris

Casi dos años han pasado ya de nuestro primer viaje juntos…. A penas sin saberlo el viento nos empujò hacia esta increíble aventura. Soplaba y soplaba guiando al avión que nos trasladarìa desde Londres a Parìs en pocos minutos màs de una hora. Al desembarcar del avión en el aeropuerto de Charles de Gaulle, nos sorprendió el buen tiempo, un cielo despejado nos ofrecía un maravilloso sol a nuestro servicio (bastante agradable pensando que en Inglaterra estábamos acostumbrados al habitual cielo encapotado...). Descendemos en la parada de metro Chatelet en pleno centro parìsino para llenar la panza con un tìpico pain au chocolat (napolitana de choco) y un croissant. Inmediatamente después de cargar las pilas improvisamos entre las calles de Parìs hasta encontrar el primer edifico de interés turístico, la iglesia de Saint Eustache, rodeada de un jardín muy  bien cuidado y una curiosa fuente.

Iglesia de Saint Eustache

Un corto paseo nos llevò al Hotel-museo Louvre. ¡Qué desilusión! Tuvimos que aplazar nuestra visita ya que los martes se encuentra cerrado. Desde allì nos desplazamos al ecléctico barrio de Montmartre, donde pudimos ver la entrada del famoso edificio de Moulin Rouge. 

Moulin Rouge

Ascendimos por una de esas callejuelas que gracias a su superpoblación de negocios turísticos indican el camino correcto hacia la hermosa Basìlica del Sagrado Corazòn. Y ahì estaba, expectante encima de la gran colina por la que deberíamos comenzar a subir para alcanzar el edificio. 

Basilica del Sagrado Corazon

Dos son las alternativas para llegar a la cima, el funicular situado a la izquierda junto a las escaleras, o, para nosotros la màs bonita, pasear por las cuestas del parque donde el ambiente creado por músicos y artistas callejeros es digno de disfrutar caminando o relajándose sentadito en cualquier rincón. Pero la espectacularidad y belleza de este lugar no ha acabado. Al llegar a la parte màs alta del monte, una maravillosa panorámica de la ciudad os espera!!

Al despertar de una siesta en el pequeño hostal donde nos alojábamos, la tarde se había echado encima. Debìamos apresurarnos, ¡aùn nos quedaban muchísimas cosas por visitar!! Ràpidamente nos “teletrasportamos” al principio de los famosos Campos Elìseos, la plaza de la Concordia. En el centro de esta reina una recargada pero bonita fuente en tonos verdes y dorados y un obelisco egipcio. Éste último se denomina el Olbelisco de Luxor, un regalo del valì egipcio Mehemet Alì en el 1830. 

Plaza de la Concordia & Obelisco de Luxor

Una larga caminata nos lleva al área màs famosa de los Campos Elìseos. Las mejores y màs prestigiosas tiendas de Parìs se encuentran en este lugar. Desde aquí se puede admirar la grandiosidad del Arco del Triunfo, el cual fue mandado construir por Napoleòn Bonaparte en honor a su ejército invencible. Por la noche se encuentra iluminado y además se puede subir hasta el palco superior para disfrutar de una maravillosa vista de los Campos Elìseos que llega hasta la Plaza de la Concordia. Bajo el arco, se encuentra la llama eterna y la Tumba del Soldado Desconocido.

Arco del Triunfo

Stefano estaba como loco por ver la Torre Eiffel, pero Olga insistìa en llevarle a otro lugar primero, sin decirle a él, que este sería el punto màs bonito para divisar la Torre una vez caída la noche. Caminamos desde el Arco del Triunfo hasta Trocadero por la Avenida Kléber haciendo una corta parada para encargar unas pizzas para llevar. La sorpresa estaba cerca, solo girar la esquina y allì estaba una de las vistas màs fascinantes que jamàs hayamos visto. Con la pizza en mano, y rodeados de tantísimas personas (vendedores ambulantes, turistas y parisinos) escogimos un lugar en las escaleras para disfrutar de la cena y contemplar el espectáculo de luces que se produce todas las noches en las horas puntas. 

La Torre Eiffel desde Trocadero

Un paseíto por los jardines de Trocadero, entre grandes fuentes y numerosas luces sería nuestra última caminata del dìa. Y un nuevo despertar…. Parìs nos esperaba lleno de sorpresas y callejuelas que descubrir. Lo primero, una parada por la bagueterìa para llenar la mochila con la comida necesaria para afrontar la jornada. Lechuga, huevo, atùn, pollo…. ¡¡Todo estaba delicioso!! Inmediatamente después nos encontrábamos en el Parque de las Tullerìas. Atravesando los jardines y el pequeño Arc de Triomphe du Carusel-Paris llegamos a la puerta del maravilloso Museo Louvre: esa famosa pirámide de cristal construida en el patio central del edificio. 

Jardines de las Tullerias

Arco del Triunfo du Carussel

Piramides del Museo del Louvre

El museo es de inmensas dimensiones y està dividido en diferentes secciones dependiendo de estilo o la época en la que se realizaron las obras. A pesar de que nuestra visita durò una larga mañana y parte de las primeras horas de la tarde, solo pudimos ver unas pocas salas del museo como por ejemplo, la parte egipcia, las esculturas de la época del imperio romano, algunas estatuillas de arte africano, la famosa cara de la Isla de Pascua y una gran selección de cuadros, sin olvidarnos por supuesto, de la obra màs emblemática, La Mona Lisa.







Decidimos realizar un paseo panoràmico de la ciudad. Cercano al museo estaba Hard Rock Café, después caminamos hacia la Catedral de Notre Dame, donde tuvimos dificultades para que varias personas a las que preguntamos nos tomasen una foto en condiciones, lo cual provocò grandes carcajadas jajajajaja.

Catedral de Notre Dame

A unos minutos nos adentramos en el Barrio Latino. En este momento el ambiente da un giro de 360 grados convirtiéndose en un espectáculo de color, luces y diferentes culturas. Los relaciones pùblicas de cada restaurante salen a la caza de sus clientes ofreciendo todo tipo de ofertas y “chollos” (no os creáis todo lo que os digan). Hay para elegir para todos los gustos y monederos….. Nosotros escogimos un italiano, pues Stefano sentía nostalgia de su tierra =) Para acabar el dìa nos dirijimos de nuevo al barrio de Montmartre, el cual podríamos denominar el distrito prohibido…. De noche los negocios de artículos eróticos y clubs privados despliegan sus colores fluorescentes para atraer a los consumidores. Pero sin duda el espectáculo màs reconocido mundialmente es el famoso Moulin Rouge que ofrece un show al estilo burlesque. 

Antes de retirarnos escogimos un kiosko de la zona para degustar el clásico crepe de Nutella. Por casualidad descubrimos que la dueña del lugar era de origen español. El último dìa en Parìs lo dedicamos única y exclusivamente a visitar la Torre Eiffel y sus alrededores. Comenzamos con un contundente almuerzo junto al Rìo Sena. Los Campos de Marte estaban iluminados por el radiante sol que nos había acompañado durante todo el viaje. 

Compramos las entradas para subir a la Torre a los pies de esta. Un ascensor nos llevò hasta el segundo piso donde nos deleitamos con asombrosas vistas. Pero aquí no acababa nuestra visita. Otro ascensor de dimensiones màs escuetas, nos transportò hacia la parte màs alta de Eiffel. Aquì habitan las figuras de cera del arquitecto de la Torre y su mujer. 

Alexander Gustave Eiffel

Nos despedimos de vosotros con estas magnìficas fotos tomadas desde la tercera planta de la Torre Eiffel esperando la próxima aventura…….